martes, 22 de mayo de 2007

Desanimados … a pesar de nuestra sobrada voluntad.

Formar al profesorado para que estar a tono con la sociedad presente y futura es un tema que a todos nos preocupa, entre otras razones, por que constituye la base para mejorar la enseñanza que impartimos en nuestras aulas y sobretodo para conseguir una mayor calidad en la misma. No olvidemos que hablar de formación incluye hablar de personas que pueden tener o no actitudes y creencias muy diferentes en cuanto a sus necesidades de formación.

Parece evidente que la Sociedad de la Información está demandando importantes cambios en la escuela y en los profesores. Pero todo cambio requiere un proceso lento, planificado y adecuado a las características de los destinatarios, luego no parece lícito lanzar la piedra y esconder la mano, que es lo que suele ocurrir con la
formación del profesorado.

La sociedad en general está pidiendo al profesor que se adapte a los nuevos tiempos, pero eso supone entre otras cosas que el docente ha de romper con el rol que ha desempeñado durante muchos años (al que tiene cierto apego), ha de pasar de ejercer el papel de transmisor al de mediador, tarea nada fácil.

Este cambio supone poner en movimiento a todas las variables que intervienen en el proceso de enseñanza-aprendizaje y, por tanto, crear momentos de caos. Y todo ello acompañada de esa falta o escasa formación de la que disponemos para resolver estas nuevas problemáticas. Evidentemente, nos hallamos ante una situación complicada.

Pero… este panorama no ha de preocuparnos… los docentes estamos sobrados de ánimo y vocación (con esto solemos consolarnos). Tenemos suficientes mecanismos para fortalecer nuestro cansancio (basta recordar la conversación con algún alumno en la que has visto que TÚ has cambiado una pequeña cosa en ÉL/ELLA, o le has hecho pensar y reflexionar en algo importante para ÉL/ELLA) y seguir adelante con todo lo que nos pongan.

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